No puedo negar que diciembre me gusta, se presta como para hacer reflexiones de lo que termina y empieza, y cómo evitar el repetir las mismas pendejadas (aunque rara vez funciona), pero más que propósitos o cualquier madre por el estilo, nos permite llevar un "orden" de los eventos de cada uno. Es así que desde hace 15 años, sin falta tengo estas líneas en mi memoria. Se las comparto sin otro fin que agradecer a quienes me acompañaron en aquellos días, y probablemente en estos. Keep Rotting !
Terminando y tratando de salir del lugar, el Dave se encontró al hermano de Carlo H., cuate de él, y así se dio la oportunidad de pasar “tras bambalinas” con los alemanes esos, recuerdo que iba en un pasillo rumbo al cuarto donde se hallaba la banda y un alegre olor a yerba penetró en mi sistema, a medida que avanzaba se hacía más fuerte, puro “poder”, al dar vuelta y ver a todos los Morgoth sentados en un sofá con un cigarro más largo que el puente “Guadalupe-Reyes”, la pura somereada me trae buenos recuerdos, ahí me firmaron mis discos y un poster del “Odium” con dedicatoria y todo el pedo, mucho tiempo pegado en la cabecera de mi cama, luego ya no supe dónde quedó. En fin, saliendo del lugar y después de despedirnos de un par de camaradas, emprendimos la huída a la central, ya que salíamos ese mismo día de regreso a las, todavía no tanto, contaminadas playas de Tampico-Madero.
Recuerdo que una de mis compras en el Chopo fue el soberbio disco de Grave “Souless”, mi casa estaba vacía y mientras lo escuchaba a buen volumen me habló Memo H. para irnos a echar unas chelas a la playa, acepté con gusto, el día se convirtió en noche, después de no se cuantas cervezas, ni la lluvia, frío y viento nos molestaban en lo absoluto, creo que los tres estábamos entumecidos, Memo, Joel y su servilleta, y quien me conoce sabe que puedo ser insoportablemente terco, empecé “-Vamos a mi casa para que escuchen el ”Souless” de Grave”, así repetidamente, hasta que me hicieron caso, nunca llegamos a la casa, un absurdo y violento accidente se interpuso e hizo que, literalmente, estrellara y desmadrara mi cabeza en el parabrisas, salí como pude pero la sangre en mi rostro no me dejaba ver absolutamente, casi pierdo mi ojo izquierdo (bueno, me quedaba el derecho no?) , todo aturdido mis amigos me llevaron a una casa cercana de otros amigos (los Rangel) y de ahí ya no recuerdo nada hasta ver que varias enfermeras me están cortando con unas tijeras mi pantalón y mi playera, y lo único que pude decir fue “-Porfavor, no me corten el cabello”, vaya pelado pendejo, después de dos días en el hospital regresé a casa.
En fin, junto ambos anécdotas, porque en mi mente así los tengo, vinculados uno con otro, inseparables para mí esos dos días. El tiempo ha pasado, 15 años, el recuerdo del accidente no es más que eso, y ahora trato de ponerme cinturón, algunas cicatrices todavía están ahí pero no duelen en lo absoluto, “Souless” sigue siendo uno de mis discos favoritos, y la voz de Marc Grewe junto con Morgoth sigue retumbando en cada neurona de mi lastimado cerebro.
Hail to Death Metal Motherfuckers !
2 comentarios:
CHINGON!!
Gracias por recordarme a esa bandota.
Saludos!
Victor Varas
se te paso decirte que al despertar preguntaste por tu disco de grave, pinche mono vale madres de aquellos tiempos...
siguenos ilustrandonos con mas anecdotas perversas.
saludos carnal.
el beto del mal
Publicar un comentario