Nuclear Blast, 2010
Cuando un disco te situa en un lugar, en un momento, en un espacio determinado... te sumerge en cada nota y hace que el disco suceda cual película de suspenso, entonces sabes que tienes un disco de Immolation en el reproductor.
Denso y muy oscuro como ya es su costumbre, Immolation nos trae su octavo album con una enfermedad consagrada, la monstruosidad y complejidad de esta música nunca ha bajado la guardia, si algo es inquebrantable en esta banda neoyorkina es su malévolo sonido.
Este disco me transportó directamente a la primera vez que escuché "Here in After" (1996) o "Harnessing Ruin" (2005), de los mejores trabajos, la cadencia de la voz y los riffs más lentos evocan directamente a esas épocas, los trabajos de guitarra son excelentes, los pasajes de guitarra que se escuchan en "The Purge" o en "The Rapture of Ghosts" dan el toque místico a la pieza, las letras nuevamente apocalípticas y misantrópicas, como un preludio de tiempos oscuros, en una voz de Ross que pareciera no haber conocido el tiempo, brutalmente ejecutada pero con el tiempo se le ha dado un toque de transparencia. Existe otra referencia aplicable a este disco, y es sin duda su último trabajo "Shadows in the Light" el cual nos sorprendió con las estructuras de las canciones, y principalmente los riffs de las guitarras, sin duda Bob Vigna ha avanzado escalafones durante todo este tiempo y lo ha llevado a ser un maestro en la ejecución del Death Metal, y junto a Bill Taylor a encontrado la mancuerna que necesitaba para poder elaborar piezas como "A Token of Malice" o "Divine Code". La pieza que da nombre a este disco "Majesty and Decay" es probablemente la más lenta del disco, pero sus riffs y tiempos son de colección, uno de los temas más oscuros y complejos. Como todo trabajo de calidad dentro del género, no se podría hablar de la música sin el punto de la batería, y lo elaborado por este ex-Deeds of Flesh Steve Shalaty es bastante denso, empezando por el sonido y porsupuesto la ejecución que como ejemplo basta "In Human Form" quizá mi pieza predilecta de este disco, pieza que lleva un "marca registrada" en su sonido, recuerdo que alguna vez leí que el sonido de Immolation iba muy de la mano con el sonido de Morbid Angel, en aquellos tiempos objeté, y con el paso del tiempo y materiales de este calibre no puedo sino seguir objetando, (M.A. es aparte), Immolation es mucho más monstruoso, es el mejor soundtrack para observar a las legiones de angeles surcando el cielo en tiempos apocalípticos.
La banda pasó ya la prueba del tiempo, y su técnica ha evolucionado, sin caer en las agrupaciones que buscan por demás lo progresivo, intrincado o melódico, Immolation se aferra a ser más contundente con sus composiciones preservando su sonido a toda costa.
La consagración de este disco sin duda la da la pieza "A Glorious Epoch" con gran variedad de riffs, que van desde tonos "grooves" hasta "hyper-blast", la voz bestialmente acomodada, una muestra excepcional de batería y cambios de tiempo inesperados, es sin duda una pieza de Death Metal intimidante.
"Power and Shame" y "The Comfort of Cowards" podrían ser las piezas más rápidas del disco, utilizando a la vez los elementos más clásicos de la banda, contundente en su sonido y creadores de una atmosfera de caos, este disco sin duda podría acomodarse en lo mejor que suceda este año.
Pasando de Roadrunner, Listenable y ahora con Nuclear Blast, la calidad de la grabación está garantizada, producido por Paul Orofino (Failures for Gods, y posteriores) el sonido de la banda se vuelve inconfundible. Un arte por demás oscuro y ancestral que me recuerda la imagen final de "Conan, The Barbarian", un Rey temerario, perpetuo, ocupando su trono, una forma de dejar en claro que esta banda pertenece a la Realeza del Death Metal.
Si quieres checar de lo que hablo...
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Denso y muy oscuro como ya es su costumbre, Immolation nos trae su octavo album con una enfermedad consagrada, la monstruosidad y complejidad de esta música nunca ha bajado la guardia, si algo es inquebrantable en esta banda neoyorkina es su malévolo sonido.
Este disco me transportó directamente a la primera vez que escuché "Here in After" (1996) o "Harnessing Ruin" (2005), de los mejores trabajos, la cadencia de la voz y los riffs más lentos evocan directamente a esas épocas, los trabajos de guitarra son excelentes, los pasajes de guitarra que se escuchan en "The Purge" o en "The Rapture of Ghosts" dan el toque místico a la pieza, las letras nuevamente apocalípticas y misantrópicas, como un preludio de tiempos oscuros, en una voz de Ross que pareciera no haber conocido el tiempo, brutalmente ejecutada pero con el tiempo se le ha dado un toque de transparencia. Existe otra referencia aplicable a este disco, y es sin duda su último trabajo "Shadows in the Light" el cual nos sorprendió con las estructuras de las canciones, y principalmente los riffs de las guitarras, sin duda Bob Vigna ha avanzado escalafones durante todo este tiempo y lo ha llevado a ser un maestro en la ejecución del Death Metal, y junto a Bill Taylor a encontrado la mancuerna que necesitaba para poder elaborar piezas como "A Token of Malice" o "Divine Code". La pieza que da nombre a este disco "Majesty and Decay" es probablemente la más lenta del disco, pero sus riffs y tiempos son de colección, uno de los temas más oscuros y complejos. Como todo trabajo de calidad dentro del género, no se podría hablar de la música sin el punto de la batería, y lo elaborado por este ex-Deeds of Flesh Steve Shalaty es bastante denso, empezando por el sonido y porsupuesto la ejecución que como ejemplo basta "In Human Form" quizá mi pieza predilecta de este disco, pieza que lleva un "marca registrada" en su sonido, recuerdo que alguna vez leí que el sonido de Immolation iba muy de la mano con el sonido de Morbid Angel, en aquellos tiempos objeté, y con el paso del tiempo y materiales de este calibre no puedo sino seguir objetando, (M.A. es aparte), Immolation es mucho más monstruoso, es el mejor soundtrack para observar a las legiones de angeles surcando el cielo en tiempos apocalípticos.
La banda pasó ya la prueba del tiempo, y su técnica ha evolucionado, sin caer en las agrupaciones que buscan por demás lo progresivo, intrincado o melódico, Immolation se aferra a ser más contundente con sus composiciones preservando su sonido a toda costa.
La consagración de este disco sin duda la da la pieza "A Glorious Epoch" con gran variedad de riffs, que van desde tonos "grooves" hasta "hyper-blast", la voz bestialmente acomodada, una muestra excepcional de batería y cambios de tiempo inesperados, es sin duda una pieza de Death Metal intimidante.
"Power and Shame" y "The Comfort of Cowards" podrían ser las piezas más rápidas del disco, utilizando a la vez los elementos más clásicos de la banda, contundente en su sonido y creadores de una atmosfera de caos, este disco sin duda podría acomodarse en lo mejor que suceda este año.
Pasando de Roadrunner, Listenable y ahora con Nuclear Blast, la calidad de la grabación está garantizada, producido por Paul Orofino (Failures for Gods, y posteriores) el sonido de la banda se vuelve inconfundible. Un arte por demás oscuro y ancestral que me recuerda la imagen final de "Conan, The Barbarian", un Rey temerario, perpetuo, ocupando su trono, una forma de dejar en claro que esta banda pertenece a la Realeza del Death Metal.
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